Mujer

 

             Notas

 

 DÉBILES LAZOS DE AMOR

 

  Recopilado por Jorge Raúl Olguín

   

Compromiso: Vamos a analizar por qué muchas relaciones de pareja son efímeras.

 

  

Débiles lazos de amor, 
un mal de la época.

 

 

Varones y mujeres viven hoy más aislados y ambos sufren por eso, pero son ellas las que más se quejan: - “Ya no hay hombres”.

·  Se comparten ciertas cuestiones, pero abunda la soledad.

·  Sin embargo, es una época de paradojas: también hay jóvenes que optan por relaciones estables.

 

 

Preparan la jugada y, al borde del gol, corren el arco y dicen: - No juego más - Algunos por falta de tiempo, otros de ganas, sin descartar a los que declaran no haberse enterado de que estaban jugando en el área chica.

 

Entonces, ellas se quejan: - Son unos histéricos. Huyen al compromiso. Ya no hay hombres - Y todo ocurre en este joven siglo en el que por ahora nadie sabe bien si son ellos o ellas los que quieren -o deberían, o tienen que- tomar las riendas y patear la pelota.

  

Calma, señoras (y señores), calma: "No diría que faltan hombres, sino que éstos fallan -afirma el licenciado Luis Tudanca, psicoanalista, miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL)-. Que un hombre falle no es lo mismo que la ausencia de hombre. Después están los gustos: qué soporta cada uno (y cada una), y qué no. Ahora... ¿acharar la enorme dispersión de relaciones fugaces y sin el más mínimo compromiso a la histeria masculina? ¡No, eso no!

  

Histéricos

  

¿Cómo dijo? "Que existe la histeria masculina, aunque con algunos rasgos diferentes de los que caracterizan a la histeria femenina. Que las mujeres nunca han dejado de relacionarse con hombres histéricos y que, sin embargo, el problema de la sociedad contemporánea no reside allí. Está más relacionado con la decadencia de la función del padre (su autoridad, su presencia, su decir no) y la disolución de la familia, por mencionar dos de los signos más evidentes de nuestra contemporaneidad."

  

Así las cosas, el punto es cómo ésto ha repercutido en hombres y mujeres para dejarlos, a veces, aferrados a ese pesimismo de la peor calaña en el que todos (ellas y ellos) terminan denunciando falta de stock.

  

Estar con alguien

  

Hay hombres y mujeres solitarios, y eso es algo más que solos y solas. Un verdadero síntoma contemporáneo es el desanudamiento de los lazos de amor, cada vez más progresivo. También hay una pobreza del deseo generalizada, que se lleva muy bien con la depresión tan en boga en nuestra época. Se proveen formas de gozar que excluyen la necesidad de estar con alguien.

Formas que, entre otras, abarcan el uso exagerado del chateo o el e mail (las personas dialogan... alejadas), sin vincularse personalmente con los otros.

    

Entonces, hay hombres y mujeres entregados a un goce autista difícil de conmover, replegados sobre sí mismos, sin mucho interés de relacionarse con el semejante, más que bajo ciertos estilos de goce compartidos. Es el caso de los grupos cerrados, que comparten determinado gusto y eluden crear lazos más amplios.

    

¿Será pretencioso, en estos tiempos, preguntarse cómo se hace para ser medianamente feliz?

Freud decía que para que un hombre fuera medianamente feliz debía vencer el respeto a la mujer (hablaba del respeto impersonal, como el que se le tiene a la madre o la hermana).

    

¿Y la mujer? ¿Respeta hoy al hombre? ¡Por supuesto! El problema es que cada vez le cuesta más sacarlo de su caparazón. El hombre arrastra muchos conflictos y elige aislarse. ¡Es una ardua tarea para las mujeres lograr que estén con ellas!  Y eso en el mejor de los casos, esos en que ella esté interesada en estar con él, al menos para quejarse (No me prestas atención; no me dijiste que la fiesta era informal y estaba mal vestida, etc.), porque a estas alturas también está prefiriendo el trabajo o la computadora...

    

Vale la pena aclararlo: el "toco y me voy" no es lo único que existe en la conducta del varón por estos días. Es difícil generalizar. Se podría decir también todo lo contrario: se nota un retorno a relaciones largas de bastante compromiso, aunque sin convivencia... mientras que al mismo tiempo está esa dispersión enorme de relaciones fugaces (de "curtir" y ya, como dicen los jóvenes), sin el más mínimo compromiso. Están las dos tendencias y seguramente hay más matices de comportamientos.

    

Por el momento, cuando ellos o ellas denuncian histeria en el otro, están vislumbrando las enormes dificultades que existen hoy en día en la asunción de cualquier tipo de compromiso y en lo que cada compromiso que se asume implica.

    

El valor del sujeto

    

Mientras tanto, en tiempos de confusión y paradojas, el terreno es más que fértil para los que siembran soluciones mágicas contra el "mal de amores" (Llámenos, que con una orientación tendrá a su amado a sus pies) o los que prometen convertir a la mujer en Miss Irresistible (Venga con nosotros que, con una cirugía, se volverá la persona ideal para el sexo opuesto).

También están las pesimistas: - Esta época es así... la que nos tocó en suerte.

    

El sentido común me dicta hacer un llamado a la mayor responsabilidad que se conoce: la que cada uno tiene consigo mismo. 

Allí donde quede un resto de vergüenza, una debilidad en el deseo, una duda sobre el amor, el mayor compromiso que se puede pedir es querer abrir una pregunta sobre eso.

    

    

    

    

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