Tantra

 

 LA ENERGÍA DEL SEXO

 

   1ª Parte

   

   Durante las etapas preliminares del acto sexual, tanto el lingam como el yoni se expanden, acumulándose una tensión sexual que aguarda ser liberada a través del orgasmo. Cuanto más suaves y lentos los movimientos amorosos, más intensas las sensaciones de placer.

  

   

  

  Para que los clímax sexuales se acumulen ha de existir un alto grado de cooperación entre el hombre y la mujer. El hombre debe esforzarse por controlar su propio clímax, mientras que mantiene la experiencia de tensión y placer, y lleva a su preciosa compañera hacia la cima del orgasmo. Por su parte la mujer se entregará a la progresiva llegada del clímax sin ninguna inhibición, provocando de manera consciente las contracciones de su yoni y de todo su cuerpo, normalmente involuntarias a medida que se acerca el clímax y centrado toda su atención en lograr una completa satisfacción física.

Cabalgando sobre la Ola del Placer suscitada convenientemente por su compañera, el hombre se retiene mientras la mujer llega al clímax. A fin de lograr una retención total, el hombre debe contraer los músculos de su esfínter anal, hundir el estómago y contener la respiración mientras hace girar los ojos o mira hacia arriba, centrando su mente en el ideal de la trascendencia penetrante. En caso necesario presionará fuertemente en el punto secreto situado entre su ano y el lingam para conseguir la retención.

A medida que la mujer se acerca a su clímax, se entabla un sutil intercambio bioeléctrico entre el lingam y el yoni. En el ojo de su mente, el hombre imagina que arrastra hacia su interior la energía sexual liberada por su compañera, mezclándola con su propia energía, aún no liberada. Al llevarla hacia adentro y retenerse, el hombre ha de estimular de nuevo la experiencia de placer y tensión de la mujer.

Tras un breve descenso desde las alturas del clímax de satisfacción, la Ola del Éxtasis de la mujer sube otra vez, esforzándose por identificarse con la causa de su deleite. Conforme se aproxima por segunda vez al clímax, los papeles de intercambian: la mujer mantiene un alto nivel de éxtasis estimulando la experiencia de tensión y placer, mientras el hombre afloja un momento el control y se incorpora a la onda de energía.

En ese momento, le corresponde a ella sostener el alto nivel del clímax inminente, mientras que él se siente casi abrumado por el reflujo del orgasmo. Cuando el hombre se halle a punto de dejarse ir hacia abajo, ella ha de hacer remontar la Onda del Éxtasis y lograr que la sexualidad penetrante de su compañero entre en convergencia con su propia capacidad ascendente hacia nuevas alturas del clímax. A medida que convergen las energías sexuales, la Onda del Éxtasis conjunta se eleva más y más, hasta nuevas cimas de trascendencia. No hay palabras para describir esta experiencia liberadora.

Este proceso de ascensión sobre las Ondas del Éxtasis se repite a lo largo de sucesivos clímax de la mujer. En cada etapa, ésta estimula, el hombre se retiene y, luego, se intercambian los papeles. La mujer debe saber cómo estimular la liberación al máximo de energía sexual, tanto en si misma como en su compañero, sin perder el control. Al mismo tiempo, se entregará por entero a la necesidad de llegar al orgasmo.

Por su parte el hombre, ha de ejercer un control voluntario sobre su propio orgasmo, siendo capaz, no obstante, de dejarse llevar completamente por la onda de energía descendente que se origina tras el orgasmo de su compañera. En cada clímax sucesivo de ésta, el efecto estabilizador se extiende y se eleva a un nivel superior mediante el cambio de papeles, justo en el momento del descenso potencial. Practicada de forma correcta, esta técnica conduce a la experiencia atemporal  de la trascendencia, la unión entre el Vacío y la Bienaventuranza.

Finalmente, cuando el hombre llega a la culminación de la relación, la energía orgásmica que despide es absorbida por el chakra sexual de la mujer, incorporándose a su energía Kundalini.

    

    

             2ª parte