(La reacción del ego)

EL PODER ficticio DE LA PALABRA

4ª parte

 

El Perdón...

El perdón ¿es algo divino?

Nota de Juan Fortunato, nuestro colaborador de Boston, USA.

 

Siempre que hablamos de perdón es muy difícil que no se toque nuestras creencias religiosas, fundamentalmente las enseñanzas de la Biblia  que habla mucho del perdón; específicamente el maestro Jesús que dijo a Pedro: que había que perdonar setenta veces siete para alcanzar el reino de lo cielo.  Tampoco podemos dejar de lado la ciencia tradicional (psicología),  que establece el perdón y el olvido como terapia...

Realmente no debemos aferrarnos ciegamente a todas las enseñanzas de la Biblia, ya que esta ha sido escrita por hombres con un nivel de desarrollo mental muy básico, lo que ignoraban muchas cosas.  Lo cual ha dado lugar a los Clérigos de turno a “repararla” infinidades de veces para que dijera lo que ellos quieren que diga.  Con relación al Maestro Jesús,  tuvo que adaptar sus enseñanzas al nivel de los conocimientos de la época, pues tenia que hablar en un lenguaje tan sencillo, para que lo pudieran entender, de lo contrario no lo hubieran entendido.

Tampoco debemos guiarnos por la psicología, porque esta ignora la mente reactiva, los engramas como trastornos de ella y el ego. Lo cual cuando aconsejan el perdón y el olvido como terapia, lo único que hacen es fomentar el ego y por lo tanto la dramatización de los engramas, porque cuando el ego de la persona aumenta es más vulnerable a los trastornos engrámicos. O sea en vez de ayudar al paciente a sanarse, lo enferman más.

Perdón.- según Diccionario Real Academia de la Lengua Española :  1. m. Acción de perdonar, es decir, de remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa el perjudicado por ello. ║ Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente.

Tomando esta definición  como plataforma genérica, podríamos decir que el perdón es una expresión eminentemente del ego, en un acto de soberbia, por el cual la persona que se considera ofendida, en un gesto de tal magnificación, absuelve al supuesto ofensor. El perdón necesariamente implica una ofensa, o sea que para que alguien pueda perdonar, primero tiene que haber sido ofendido, y nadie tiene el poder para ofender a nadie, a menos que uno le haya dado ese poder; te ofenden porque te ofendes...   Es entonces, cuando alguien  perdona una ofensa, lo único que está haciendo, en realidad, es sacudirse de la responsabilidad que le cabe por ser su propio ofensor para trasladarla a otro.

Pues, podemos decir, que el perdón es una expresión del ego en soberbia, cuando se le ha dado a alguien la potestad de ofendernos. Perdonar es un acto de soberbia, no de amor. No podemos perdonar desde el corazón, porque el corazón no culpa;  entonces, si no hay culpa no hay perdón.  Por lo tanto el corazón no va a perdonar aquello que no ha culpado.

Realmente lo que podemos hacer no es personar ni olvidar las ofensas sino simplemente no culpar. No culpar es un acto de amor. Cuando no culpas no necesita perdonar… Y cuando se trata de no culpar, se esta entendiendo y comprendiendo al que trata de ofendernos, eso es la compasión; y la compasión es una de las raíces del verdadero amor…   

¿Es válida la enseñanza del auto perdón? Esta enseñanza es absolutamente estúpida y sin sentido en sí misma, porque para uno perdonarse, tiene primero que ofenderse. Es decir: primero uno comete un acto hostil, luego uno se ofende por haber cometido ese acto hostil y luego uno se auto perdona… Realmente, no hay que ser muy versado o muy intelectual, para no darse cuenta de este total disparate. ¿Ser indulgente? Ese es el error de la religión Católica  con la confesión: uno se confiesa y el cura nos absuelve… Bravo!!!  Lo que tenemos que hacer no es auto perdonarse, porque eso es una actitud no sólo equivocada y cobarde sino que nos hace sentir culpable; es asumir valientemente la responsabilidad y confrontar lo hecho, y si se puede, reparar el error, pero siempre aprender la lección que conlleva haber obrado mal, porque esta actitud te pone “en causa” y perdonarse en cambio se pone uno “en efecto” haciéndose uno sentir  culpable con todas su consecuencias: miedo, angustia, desánimo, depresión, y le quita la alegría de vivir. Nadie en su sano juicio puede creer que se va a sentir alegre después de haberse auto perdonado