Relatos sobre Aldebarán IV

2da Sesión de Ardan-El en Aldebarán IV

Médium:

Médium: Jorge Olguín

Interlocutor: Karina

Entidad: Ardan-El


Interlocutora: Bienvenido.


Ardan-El: Toda la luz para ti.


Interlocutora: Muchas gracias.


Ardan-El: Y para este receptáculo que me alberga. Tengo pendiente...


Interlocutora: Quedaron cosas por charlar, ¿verdad?.


Ardan-El: Sobre Umbro, al que denomináis Aldebarán IV. Había pasado media revolución estelar, que sería medio de vuestros años, y marchaba en mi Gromodans por el desierto, cuando escucho una risa camuflada entre las rocas. Reconocí inmediatamente el timbre de voz a pesar del tiempo transcurrido. Allí estaba Hyrax, que me preguntaba:

-Arndix, ¿todavía en esos pesados lanudos? Te dije hace tiempo atrás que cambies de montura.


Le respondí: -Sucede que un Hoyuman en el desierto no podía resistir tanto. ¿Qué haces tú acá, o acaso me sigues?.


Y ella me respondió con otra pregunta, - ¿qué haces tu acá? Lejos de los poblados, lejos de todo. No me imagino que seas un ser solitario.


-Seguramente que no lo soy- le contesté, -pero sí soy un ser reflexivo.


-¿No has ido más por aquel poblado de los crímenes?


- No, hace varias rotaciones que no voy, pero ¿por qué te preocupa tanto?, ¿te has enterado de algo?.


- No, solo que no tenemos la misma forma de pensar.


- ¿En qué sentido, Hyrax, lo dices?


Y la oscura me respondió:


-Me duele tanto como a ti el que muera gente inocente, pero, no les tengo compasión. Con sus sembradíos, sus alambrados, han cortado caminos, se han apoderado de demasiado territorio, hay menos lugar para circular.


-Mujer, hablas como si ocuparan tantas líneas.


-No, pero los veo demasiados ambiciosos.


-Mujer, la ambición no es mala.


-¿No?


-Mientras no sea desmedida. Entonces, ¿tú aplaudes que alguien haga justicia y los vaya matando uno por uno?.


-¿Me has escuchado decir eso, Arndix?.


-No, pero siento tu interior, tu manera de hablar.

 

 

¿Hacia donde te diriges?


Le dije - A un poblado cercano a tomar algo.


-Bueno, podríamos hacer como la primera vez que nos vimos.


-¿Qué? ¿Otra vez chocar nuestras espadas? Porque esta vez no te dejaré ganar...


-Hombre tenías que ser para contestar de una manera tan pedante. No, hablo de tomar una bebida refrescante, esa espumante.


Y fuimos. Fuimos a una posada en otro poblado, conversamos de mil cosas, cosas íntimas. Le conté que tuve una relación de pareja 4 rotaciones estelares atrás y que murió de fiebre, ella me contó que también en ese lapso...


Interlocutora: ¿En ese lapso no confiabas en ella verdad, le habías tenido, digamos, algo de confianza, pero luego te has sentido decepcionado... ¿sospechabas que ella había asesinado a esta gente?.


Ardan-El: Tenía mis dudas, siempre trataba de no prejuzgar, obviamente que... a ver como lo puedo explicar para que este receptáculo lo transmita al lenguaje hablado. Quizás en mi interior la haya prejuzgado, pero no lo vocalizo, no lo exteriorizo, porque yo tengo un control sobre mi conducta, sobre mi lenguaje, sobre mis actos, pero estos pensamientos innatos, ¿cómo los controlo? Obviamente que tenía una sospecha, porque todo encajaba, todo, pero a su vez algo me atraía de ella, algo me atraía, entiendo que era lo externo, porque me gustaba mucho, muchísimo... ella me contó que también había tenido una relación de pareja y que murió en batalla.


Interlocutora: ¿Y qué sucedió?


Ardan-El: Bueno, en ese momento tanto ella como yo no tuvimos otras relaciones y no fui por el desierto, me quedé en el poblado, tenía una bolsa de metales, como para sostenerme varios de vuestros meses terrestres, y una noche en la posada, en la que nos hospedábamos, subimos a mi habitación e intimamos... sucedió de una manera que yo no lo esperaba, mi expectativa fue colmada con creces y siendo que siempre me sentía seguro en todo, esta vez no me sentía seguro, jamás supe lo que era la vergüenza, el pudor... pero infantilmente tenía pudor de preguntarle que tal le había parecido yo, porque como era tan irónica, temía su respuesta, pero no me hizo falta que le preguntara. Mientras se vestía con sus ropas oscuras me dijo:


-Estuvo bien... no era lo que esperaba pero tampoco me decepcioné.


Lo tomé como un halago el hecho que diga “tampoco me decepcioné”, y empezamos a involucrarnos y a conocernos mejor.


Interlocutora: ¿No te sentías involucrado con ella?


Ardan-El: Sí, pero no creía que ella se hubiese involucrado afectivamente conmigo... me sentía subestimado. Yo que siempre me consideraba un gran guerrero, pero también era cerebral, diríais vosotros, entendía que era su forma de ser, como que era su defensa... es como que tuviera un escudo mental y entonces volcaba palabras ácidas como para defenderse, ¿de qué?, supongo que ya era su manera de ser que había adoptado varias revoluciones atrás. Nunca me quiso hablar de su infancia, siempre contó que había combatido en batalla a la par de los hombres, y le pregunté:

-¿Debes tener por lo menos 3 muertes encima?


-Y 30 también-, me dijo


Eso también es como que me superó, porque yo en batalla había matado frente a frente a 22 hombres.


Interlocutora: ¿Supiste en algún momento si ella no fue la que asesinó a esas personas?


Ardan-El: Preguntarle directamente era desafiarla a combatir. Uno de los dos hubiera tenido que morir y no tenia sentido.  Aparte tenía miedo de mi propia persona, porque estaba sintiendo por ella algo muy profundo, muy muy profundo.

me hacía enfadar mucho porque a veces salía por las noches, desaparecía, y cuando al día siguiente le preguntaba a dónde había estado, me respondía secamente:


-Ni siquiera el que está más allá de las estrellas pregunta, ¿por qué tienes que preguntar tú? Somos libres. El hecho de que estemos involucrados, no significa que estemos encadenados, ¿o sí?.


-No-, le dije, -por supuesto que no.


Pero no se lo dije por dignidad, se lo dije por orgullo, porque jamás ni imploré, ni imploro ni imploraré a nadie... pero a veces sentía como que lo que me daba eran migajas, como que...


Interlocutora: Como que no se abría por completo...


Ardan-El: No, no lo digo en ese sentido, no era en el amor, era en la integridad, era cuando ella quería, no cuando yo quería.


Interlocutora: No se abría con respecto a tus pensamientos, a lo que hacía.


Ardan-El: En un momento dado me decía que ella hacía rituales, porque hacía magia, y yo le comentaba:


-No creo en la magia, no es que haces un pase de manos y hagas desaparecer a un ígoro.


Un ígoro es un reptil muy similar a las iguanas terrestres. Y me decía:


-Mi magia va por otro lado, aparte tengo el poder del rayo, obvio que no tanto como algunos míticos del norte.


-No son míticos- le dije, -alguna vez me crucé con Ligor y con el maestro Storm y los he visto con mis propios ojos demoler rocas, lanzando rayos con sus manos, y hasta le hablaban con un sonido que yo no entendía a los hombres alados.


Y fue la primera vez que la ví que abrió los ojos como con sorpresa y eso me puso contento, verla a ella que era tan despótica, tan superada en su manera de ser, sorprendida... es como que le penetré su coraza imperturbable, pero no podía penetrar en su corazón ni en su mente. De todas manera cuando hacíamos el amor se entregaba de lleno y yo me sentía pleno, pero a la mañana estaba como un témpano del norte. Un día estaba enojada y le digo:


-¿Has llegado a conocer a Borius?


-Si, pero no tuve ocasión de matarlo.


-No, no lo digo por eso. A la noche te veo un fuego y en la mañana estás helada como Borius.


-Simplemente estoy satisfecha, ¿qué más deseas? Y ahora me voy.


-¿Te vas y vuelves?


-No, me voy a aquel poblado que estuvimos alguna vez, donde tú te habías hecho amigo de ese gordito que no recuerdo el nombre.


-¡Ah!- le digo, -Lamber.


-Si, ese.


-Bien.


Le dejé unos metales de más al posadero y fui con ella. Antes de salir del pueblo me dijo:


-¿Aceptarías un consejo?, ve a la cuadra y cambia a este bicho repugnante por un buen Hoyuman, ya no estamos en las arenas.


A veces por un orgullo tonto, uno se niega a los buenos consejos, pero reconocí que tenía razón, y como estos lanudos eran bien recibidos, al contrario, me quedé con unos metales cobrizos a favor y me llevé un hoyuman blanco que ella no aprobó.


-Es un color que se divisa desde lo lejos.


Yo crucé mis brazos mirando al cielo diciendo:


-Todo lo que hago está mal.


Y toqué la punta de mi cimitarra, pero ella está atenta a todo y me dice:


-Si estás pensando en cortarme el cuello, no te daré la oportunidad... hay otras cosas más interesantes para cortarte a ti.


Y me miró la entrepierna. Sentí como un escalofrío, y galopamos al otro poblado. Nos alojamos en otra posada y no tuve tiempo de saludar a ninguno de los conocidos. Esa noche bebimos como 3 jarras de la bebida espumante y me dormí antes de hacer el amor, sólo atisbé que ella dejó la habitación, y a la madrugada entre dormido, ví que ella se acostó al lado mío. Nos levantamos tarde, fuimos a la posada y desayunamos una comida abundante. En ese momento entró Lamber, me reconoció y vino a mi, abrazándome, con lágrimas en los ojos.


-¿Qué sucede ahora?


-Mi otro vecino, Isonías... lo han degollado.


-¿Isonías, era el que tenía el campo al Oeste de tu campo?, pero, ¿tenía un hijo adolescente y una esposa?


-Si, se van para el Sur, porque no soportan esto.


-¿Que?, ¿y abandonan su campo?


-No- me dijo Lamber, -No es que yo tenga una fortuna pero, me dió compasión esa gente y le compré con unos metales dorados su campo y como hice con otras viudas o con otros huérfanos, le regalé una carreta con un hoyuman para que puedan trasladarse.


Le pregunté si quería una bebida espumante y me dijo que él no tomaba eso, que él tomaba refresco de frutas.


-¿No se burlan de ti los parroquianos?


-Ya no, ya estoy grande para que se burlen, ya me conocen, saben que soy una persona inofensiva. Al comienzo me tiraban a una tina de madera, donde abrevan los hoyumans... ya no, ya no se ocupan de mí. Yo me dedico a sembrar los campos y a vender las cosechas... vivo tranquilo.


-¿Pero tú tienes familia?


-Tengo una familia a la que amo, a la que respeto.


-Bueno, protégete. A ver si el día de mañana el asesino o la asesina van por ti y los tuyos.


-No, me protege aquél que está más allá de las estrellas.


Tomó un refresco y se marchó. Yo tenía los ojos helados, la miro a ella y le digo:


-Entre sueños ví que saliste.


Me contestó. -Sabes que hago mis rituales.


-Que casualidad, sales y hay un asesinato.


Y me arrepentí de haberlo dicho.


-No pongas ese gesto, Arndix- me dijo.

 

¿Qué gesto?


-Sé que hace tiempo atrás que sospechas de mi. Nunca has dicho nada, no con tu boca, sí con tus ojos. ¿De verdad crees que soy tonta?, pero no me ofendo, otras mujeres con ataque de nervios, hubieran intentado darte una bofetada y marcharse... yo estoy por encima de las tonterías vuestras. Pienso que la ofensa es algo que alguien te quiere obsequiar y tú la aceptas o no, yo no la acepto, como no acepto la tontería... pero ten cuidado con esos pensamientos, Arndix, porque tampoco me gusta estar con gente mediocre.


Me dolieron las palabras de ella y espeté: -Has como quieras, si quieres seguimos haciendo amigos y nada más.


Pero a ironía no le ganaba: -¿Cómo seguimos haciendo amigos y nada mas? Somos amigos y nada más, ¿O que otra cosa éramos?


-Bueno- Se me secó la garganta y tomé un enorme trago, -pensé que como vivíamos juntos, como intimábamos...


-No vivíamos juntos, estábamos de vez en cuando juntos. Somos amigos, una relación de pareja es otra cosa.


Sentí por dentro un tremendo malestar. ¡Era un hielo esta mujer! Pero no podía desprenderme afectivamente de ella... era más fuerte o se sabría dominar, porque cuando me besaba era una pasión, era un volcán, era un torrente de lava, y a la mañana era la niebla del norte.


Interlocutora: Bueno, el amor debe ser recíproco, sino lastima ¿verdad?.


Ardan-El: Muy buena la frase, el amor debe ser recíproco, sino lastima, y yo estaba como herido, como lastimado. Me molestaba su independencia. A veces teníamos diálogos de varias de vuestras horas, y ella me decía:


-Aquel que está arriba de las estrellas, nos obsequió con el libre albedrío y creo que en una relación de pareja tampoco se debe cortar ese libre albedrío.


-Si- le dije, -¿pero libre albedrío para qué?, o sea, si yo estoy contigo no me voy a fijar en otra mujer.


-¿Tú? Yo tampoco me voy a fijar en otra mujer.


-No seas graciosa que no te resulta... eres irónica.


Me miró y me dijo:


-Cuando estoy con alguien no me interesa fijarme en otro hombre, pero tú dices estar con alguien... ¿Conviviendo?


Le dije: -Aunque seamos amigos... porque ser amigos, no es un compromiso de lealtad.


Se levantó con impaciencia y me espetó en el rostro:


-¿Por qué complicas tanto las cosas? ¿por qué eres tan complicado?, ¿por qué no eres más sencillo?


-O sea, que yo soy el complicado. Cuando eres tú quien tiene un comportamiento extraño, como la mayoría de tu raza.


Saca su sable, me apunta con él y me dice:


-¿Qué tienes contra los oscuros?


-No me apuntes, no estoy de buen humor.


-¿Qué tienes contra los oscuros?.


Saco mi espada curva y le desvío su sable, y me vuelve a apuntar. Yo me había puesto de muy mal humor y empezamos a combatir. Lanzaba golpes con todas mis fuerzas, verdaderamente estaba tan reactivo, tan reactivo que no veía más allá de mí, aunque en un monento dado noté la sorpresa en su rostro al verme tan enojado y se desconcentró, tropezando y cayendo, y en ese momento le apoyé la espada curva en su cuello y me quedé casi uno de vuestros minutos. Luego envainé mi espada curva y me fuí a sentar a una roca. Ella me miró y guardó su espada. Se rió suavemente, luego largó una larga una carcajada y me dijo:


-Estamos uno a uno.


No contesté.


-¿Me has escuchado?, estamos uno a uno.


-Mujer , no te tomes las cosas en broma... y no tengo nada contra los oscuros, lo dije por decir. Creo que en todas las especies, hasta en los hombres alados, hasta en los asesinos del norte, en los samuráis orientales, en todos los habitantes de Umbro hay seres buenos y seres malos... lo que no me gusta son los misterios, quiero que las cosas salgan a la luz.


-A ver, dime de una vez, ¿de qué me hablas?.


-Hablo de tus rituales, de esas cosas raras que haces, ¿qué persigues con eso?


-Es un ritual, un ritual como de ofrenda al ser que está más allá de las estrellas. Tú no le das importancia porque no crees.


-No, no creo. Yo creo en lo tangible, creo en las rocas, en la mesa, en el banco donde me siento, en el hoyuman, en el mar, en la ventisca, creo en eso.


-Y haces mal, porque hay algo más allá- me respondió ella.


-Me agrada la gente buena como Lamber-, le respondo.


-Si, es bueno, pero ya tiene 6 campos, mira que suerte tiene. Hay un asesino por ahí o asesina, como dices tú irónicamente, que mata gente, y Lamber aprovecha.


-Bueno, mejor que aproveche y la siemore él a que esa tierra no se cultive... el pueblo sale ganando. Pero de todas maneras yo pienso atrapar a ese asesino o asesina, y lo voy a matar con mis manos.


Me mira a los ojos y me dice seriamente acariciándome:


-Siento algo por ti.


Y me desarmó, porque no esperaba que me dijera eso.


-¿No éramos amigos?.


-Siento algo por ti-, repitió, -de la misma manera que supongo que tú lo sientes por mí. Siento algo profundo, más que con cualquier otra pareja que haya tenido. Pero supongamos por un momento que yo fuera la asesina. ¿Me matarías?


-Yo amo lo que eres, pero si no fueses lo que eres, habría mado a un espejismo y sí, te mataría.


Se levantó y me miró con un gesto, no con odio, sino con indiferencia, alejándose de mí.

 

Arndix-Hyrax

 

Y luego montó su hoyuman, exclamando:


-Ya nos veremos.


-¿Cómo nos veremos?, ¿En qué queda esto que me dijiste?


-Ya nos veremos.


Y se fue galopando, dejándome desconcertado. Contento al decir que sentía lo mismo. Frustrado porque se iba de nuevo. Sólo con mi indiferencia hacia el resto de la gente, pero ya no volvería a las arenas y no me movería del pueblo, tenía que atrapar a ese asesino o asesina, aunque fuera ella y aunque quedara destrozado en lo que me restara de vida, haría justicia. Gracias por escucharme.


Interlocutora: Ha sido un gusto. Te envío toda la luz y espero que volvamos a charlar próximamente.


Ardan-El: La historia continúa. Gracias.


Interlocutora: Hasta todo momento.


 

Ir a 3ra Sesión de Arndix en Aldebarán IV