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Autoestima |
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Sección Psicointegración y Psicoauditación |
SESIÓN DEL 29/05/07 Médium: Jorge Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Johnakan Ur-El Se habla de la autoestima desde
varios puntos que la afectan. Maestro
Johnakan-Ur-El: Queridos hermanos estoy aquí para dar un mensaje y tratar de dilucidar
distintas cuestiones que tienen mucho que ver con situaciones del plano
físico. Vosotros me conocéis como Johnakan-Ur-El y soy el Thetán de este
receptáculo. Se ha dicho muchísimas veces que cada espíritu es único, que
cada ser es único en este universo y que somos todos iguales ante los ojos
del Padre. Me he tomado la licencia, me he tomado seguramente el atrevimiento
de agregar que podemos sobresalir o no de acuerdo a nuestro comportamiento. En el plano
físico ocurren muchas cosas. En el plano físico ocurre que mucha gente -a la
que he analizado con todo respeto- se mide por los logros, por los
resultados, por las apariencias, por lo que tiene, por lo que ha conseguido,
o por lo que no ha conseguido, por los éxitos, por los fracasos, por las buenas
vivencias, por las malas experiencias, por los abandonos, por no aprobar
determinada materia de vida, por no sentirse queridos. Seguramente eso
potencia los roles del ego, los roles de víctima, roles de rencor, de acuerdo
a cómo sea el espíritu de la persona en cuestión. Y obviamente también
magnifica determinados engramas y otros que estaban ocultos salen a relucir.
Se reactivan. Hay una
corriente terapéutica que dice que es imposible que otras personas nos amen
si nosotros no nos amamos primero. ¡Es una corriente válida! ¡Tiene algunas
dosis de verdad! Generalmente somos lo que reflejamos, porque no podemos
impostar una manera de ser durante mucho tiempo ya que lleva mucho trabajo y
produce mucho desgaste. La falta de autoestima, y ya lo he dicho muchísimos
años atrás, se produce porque el ego busca la aprobación de los demás.
Buscamos la aprobación ante una manera de ser, ante una forma de vestirnos,
buscamos la aprobación de nuestra pareja, de nuestros amigos, del entorno que
nos rodea, si está bien la labor que hemos hecho, si convence la pareja que
tenemos, si convence nuestra manera de ser o nuestra apariencia física. Si
somos muy delgados, si estamos un poco obesos, si somos altos, si somos
demasiado bajos, si ya estamos entrados en años o si somos demasiado jóvenes
para que nos entiendan. Toda esa serie
de interrogantes no las tenemos en los planos espirituales, porque no hay
alto-bajo, delgado-obeso, mayor-joven; en el plano espiritual tampoco hay una
perspectiva económica: si somos ricos, si somos pobres. Entonces ante todos
estos interrogantes yo voy a sumar otra interrogante en forma de pregunta
obviamente, y la pregunta sería: ¿Si nosotros somos espíritus y podemos ser
mejores o peores, de acuerdo a vuestra forma de nombrarlo, -por actitudes: si
somos altruistas podemos ser más útiles, si somos egocentristas vamos a ser
menos útiles; entonces vamos a ser mejores espíritus cuanto más servicio
hagamos-, no nos van a medir, no nos van a catalogar de otra manera? Si el espíritu carece de economía, carece de
forma física, no hay manera de prejuzgarlo por la edad, ni por su color de
piel, ni si es femenino o masculino porque el espíritu no tiene género
sexual. Todo lo demás son roles del ego del plano físico, que nos sentimos
mal, que nos sentimos bien. Hoy siento
que como mujer no soy querida. Hoy siento que como varón no soy aceptado.
Siento como que las cosas me desbordan. Siento como que hay metas que jamás
voy a poder alcanzar porque ya están fuera de mi perspectiva. Todos esos
son planteos del plano físico. Ahora, ¿son reales? Sí y no. Sí,
porque en el plano físico está de acuerdo a como nosotros elegimos encarnar,
en que región, con que familia, en que posición económica, en las metas que
vamos a lograr; pero cuando nosotros estamos encarnados no sabemos lo que
eligió el espíritu y si encarnamos en un lugar que no nos convence o con una
economía que no nos cierra le echamos la culpa a las circunstancias o a que
tal vez haya un karma de vidas anteriores que tenemos que aprender como lección.
Es cierto que
en el plano físico no todos tenemos las mismas posibilidades y tampoco se nos
dan las mismas oportunidades. A veces es azar. Hay personas que ganan una
fortuna en un juego, mientras que hay personas que están toda la vida
trabajando. Hay personas que hicieron una elección de pareja y fracasaron
una, dos o más veces; mientras que hay otras personas que están en una
excelente relación durante muchísimos años. Entonces, ¿eso significa que si
tuvimos una mala elección de trabajo o de vida, o de pareja, o de círculo de
amistades, eso tiene que afectar nuestra estima? En realidad no. Porque si
nosotros somos un espíritu y estamos convencidos de que venimos en función de
poder ayudar a otros tenemos que “relegarnos” un poquito para pensar
en el otro. Esto se
contradice con lo que dije hace mucho tiempo atrás que no podemos tender una
mano a nadie si nosotros estamos tirados en el piso. O sea, que tenemos que
ponernos primero de pie. ¡Sí, por supuesto! Eso lo sigo sosteniendo. Siempre tenemos
que estar fuertes nosotros. Entonces, ¿qué nos impide estar fuertes?
¿Engramas? Seguramente que sí, pero así y todo podemos superarlos. ¿Qué
afecta nuestra estima? ¿El entorno, las circunstancias? Seguramente que sí,
pero así y todo podemos superarlo. ¿Cómo? Primero,
tenemos que tener en cuenta que somos únicos. Segundo, tenemos que tener en
cuenta que somos valiosos. Pero no valiosos como el narcisismos freudiano que
vuelca en la pedantería, con roles del ego que lo hacen subir a un pedestal
para que lo adoren. Ese narcisista que se mira al espejo y se adora a sí
mismo. No, no, no. Porque eso tampoco sería equilibrio. Tener seguridad.
¿Pero cómo voy a tener seguridad si las últimas tres o cuatro cosas que
planifiqué por una razón o por otra se desmoronaron? Correcto. Entonces la
base es evaluar. ¿Se desmoronaron por circunstancias ajenas o por error
propio? Generalmente por circunstancias ajenas. Entonces uno de los errores
es prejuzgarnos a nosotros mismos, que la palabra significa juzgarnos antes
de tiempo. Y supongamos que nos hubiéramos equivocado. ¿Y qué? Somos
responsables de esa equivocación, pero no culpables; porque muchas veces
anteriormente he dicho que culpable es el que hace las cosas adrede, a
sabiendas de que va a producir actos hostiles, responsables es el que se
equivoca sin quererlo. Y si bien puede provocar inconscientemente, o
indirectamente actos hostiles, no lo está haciendo a propósito. Va a ser
responsable de lo que hizo, pero no se tiene que generar complejos de culpa.
Entonces si teóricamente no tenemos que generarnos complejos de culpa ante
supuestos fracasos, si no tenemos que perseguirnos espiritualmente por cosas
que no hemos logrado todavía, ¿por qué esa baja estima? ¡Todo espíritu es
falible! Podemos elegir una relación equivocada, podemos estar con gente
equivocada, pero ¿por qué esa gente tiene que tener poder sobre nosotros?
Hace muchos años atrás he dicho, si mi receptáculo –Jorge- con su
palabra no tiene la fuerza ni siquiera para mover un cabello diciendo: ¡Mueve!
El cabello no se va a mover… ¿Cómo la palabra va a tener fuerza para
lastimar? ¿Quién le da el poder a esa persona? ¡El otro! Entonces, la
pregunta para sumar más interrogantes sería: ¿Por qué le damos poder a la
otra persona? Porque le damos importancia a la otra persona. Al darle el
poder de que nos lastime con su palabra nosotros somos los responsables de
hacerle importante a esa persona en lugar de ser importantes nosotros. Como
dije antes, importantes no a nivel fatuo, importantes de valorizarnos o de
revalorizarnos, de valorizarnos bien. Somos importantes porque tenemos cada
uno de nosotros una misión en esta vida. Somos importantes porque tenemos
dentro la capacidad de dar amor. Somos importantes porque podemos provocar en
el otro felicidad. Somos importantes porque podemos enseñar a como ser
felices. Somos importantes porque somos únicos. Y el fracaso es ajeno a veces
a nuestra expresión de deseos. Cada ser humano
encarnado tiene que tener una motivación y a través de estos mensajes se
puede despertar más aún esa motivación. Donde yo, como espíritu mensajero, no
puedo hacer nada es ante aquellas personas encarnadas que están sumidas en la
total indiferencia, o que no les importa el otro, ni siquiera les importa
ellos mismos; pero sí puedo hacer que la persona eche raíces robustas y que
luego tenga un tronco desarrollado en aquellas personas que sí tienen interés
y que sí tienen la voluntad de crecer y eso es lo que no se debe perder.
Porque tenemos mucho para dar y mucho para hacer. La falta de autoestima
depende a veces de la comparación. ¿Qué logré? ¿Qué logró Fulano o Mengano o
Sutano? ¡Y es odioso compararse! Como también es odioso compararse
despreciativamente cuando la persona está en la cima. ¡Oh, mira lo que he logrado y mira lo que han logrado aquellos!
Ninguna comparación es buena. Toda comparación es odiosa. Entonces, si tengo
baja estima, si mi autoestima es débil… ¿Con respecto a que? Porque si
yo encarno en una isla sólo con animales no humanos y no tengo con quien
compararme no voy a tener baja estima
salvo que haga rol de víctima. ¡Oh!
¿Por qué caí en esta isla donde no puedo compartir mi vida con nadie? Pero
en un grupo de sociedad la falta de autoestima tiene que ver con compararse
con el otro y una de las herramientas para no tener baja estima es no hacer
comparaciones. Un espíritu de
luz dijo hace más de dos milenios: No
midas el camino por lo que has recorrido, sino por los que te falta por
recorrer. Eso es un incentivo. Porque hay gente que tiene el vaso un
cuarto lleno y mira el vaso vacío de los demás y dice: ¡Ah, con esto me conformo! ¡No es así! Uno tiene que luchar -en el buen sentido de
la palabra- para salir adelante, porque la misión de cada uno de nosotros es
salir adelante para tender una mano a los que quedan atrás. Muchos pueden
tomar como perjudicial mide tu camino
con lo que te falta por recorrer, porque puede llevar al desaliento. ¡Me falta muchísimo! ¡Jamás llegaré!
¿Por qué auto-invalidarnos? De todas maneras seamos coherentes y lógicos.
Estando encarnados nos vamos a poner proyectos lógicos y proyectos no muy
largos a mediano plazo. Proyectos que sí se puedan cumplir. Aspiro a esto. Aspiro a aquello. Cosas
que verdaderamente estén a nuestro alcance. Eso no significa que dejemos de
soñar con aquello que puede parecer imposible. El día de mañana me gustaría tener esto o aquello. No está mal
soñar con cosas materiales porque justamente para eso estáis encarnados. Pero
por sobre todas las cosas recordemos que finalmente somos espíritus. Muchos
espíritus encarnados se han quejado conceptualmente a mí explicando que ellos
no se siente roles, tienen hambre, sed, sueño, deseos de disfrutar, sientes
como que esa es su única vida. ¡Me parece perfecto! ¡Yo también lo siento
así! Igual somos roles, aún sintiendo todo lo que sentimos, somos roles. Va a
llegar el final de la vida física donde dejaremos de ser ese rol. Y no hay
contradicciones. Porque yo por un lado digo: Sueñen con cosas importantes
para levantar la autoestima. Pero por el otro lado digo: No se aferren a cosas
fútiles. Y no estoy diciendo algo contrario. Eso significa podemos hacer
proyectos, pero también sepamos que es lo valioso y que es lo descartable.
Porque si no seríamos un carro tirado por un caballo donde llevamos un montón
de lastres que no tienen ningún sentido para nosotros en nuestra vida futura.
¡Deshagámonos de los lastres y quedémonos con lo que es verdaderamente
importante! ¡Capaz que es algo pequeño, pero quedémonos con ellos y soltemos
los lastres! ¡Y no perdamos nunca la capacidad de soñar! Retomo lo que
dije antes. La alta estima o la baja estima en muchos casos depende de las
comparaciones, salvo excepciones donde hay espíritus muy fuertes y muy
seguros que directamente tienen una estima alta sin hacer comparaciones y sin
despreciar al que tiene una estima más reducida. Todo lo contrario.
Generalmente aquel que tiene una estima alta es importante que pueda tender
una mano al otro por goce, por amor, por compatibilidad, por vibración, por
sintonía, porque de no hacerlo caería en la indiferencia y de nada le
serviría su alta estima si se transforma en un indiferente más que es una
enfermedad no virósica, no bacteriana, pero que corroe el alma. El enemigo del
amor no es el odio, es la indiferencia. Y eso no lo digo yo, lo dijeron otros
filósofos antes y estoy absolutamente de acuerdo con ellos. Pero la peor
indiferencia es la indiferencia con uno mismo. Debemos querernos, debemos
aceptarnos, no nos tienen que preocupar la opinión de los otros ni a favor ni
en contra; porque en el plano físico tenemos la costumbre de atajarnos y de
poner una coraza ante las críticas, pero bajamos la coraza ante el halago. Y
el halago es tan pernicioso como la crítica, porque el halago generalmente es
lo que nos hace caer. Si uno es auto-suficiente y tiene la autoestima alta,
pero de verdad alta, y sabe que es importante como ser humano, como pareja,
como amigo, el halago le va a resbalar, el halago no le va a llegar. Obvio que es bueno una palabra de aliento. Yo conozco jóvenes que se
reciben y tienen un diploma y es importante que su profesor les diga: Has sido un excelente alumno. Sigue así en
tu vida que lograrás ser un excelente hombre o una excelente mujer. ¡Es
bueno eso! Es un halago sano. Pero que no seamos endulzados como la miel
porque eso no nos permite visualizar al otro. Porque ahí estaríamos dentro
del ego. El halago elevado potencia el ego. Muchos creen que demasiado ego nos vuelve
narcisistas y levanta nuestra estima y no es así, porque el ego tiene otra
faceta. La faceta de querer pasar desapercibidos, la faceta de ser timoratos,
la faceta de no querer arriesgarnos, la faceta de auto-eliminarnos. ¡Oh, no, no! Yo sé que a esto no voy a
llegar porque está fuera de mi alcance. Yo sé que esa persona no se va a
fijar en mí porque está en un nivel más elevado. ¡Eso es lo que hay que
evitar! Valorarnos no depende de hacer un trabajo interno, depende de hacer
un clic dentro nuestro y de decir: ¡Ya! Y lo tengo
que hacer sin comparaciones. Gracias por escucharme. |