Psicointegración 19/5/08. Dificultades para encontrar pareja

 
Sección Psicointegración y Psicoauditación

 

Sesión 19/5/2008

De Jorge Olguín.

(Psicointegración telefónica)

No somos iguales, todos somos importantes. Habló de roles que nos hacen desvalorizarnos a nosotros o despreciar a otros. No existe la superioridad, y el comportarse bien o mal depende de uno mismo. En los temas amorosos habitualmente somos superficiales guiándonos por el aspecto externo, pero podemos conocer a las personas y ver su interior. Nadie va a gustarle a todo el mundo, pero con carisma podemos encontrar amigos y pareja independientemente de nuestro físico. La timidez es interna, y sin seguridad ni autoestima nos excluimos. Siempre se dan nuevas oportunidades.

 

Hay una cosa muy, muy importante: No es cierto que todos los espíritus seamos iguales, no es cierto que todas las personas seamos iguales. Pero lo más importante de todo es nosotros darnos la importancia. A veces podemos tener timidez con amistades o a nivel de pareja o el poder hablar con una persona del sexo opuesto seguramente por engramas de vidas pasadas, también puede ser por circunstancias de esta misma vida; puede ser por crianza, por cosas que nos han pasado a nosotros, pero lo que más tenemos que tener en cuenta es que no debemos buscar la aprobación de los demás, no debemos tener en cuenta lo que piense el otro sino lo que pensamos nosotros.

Seguramente de diez personas que conocemos habrá dos personas que les gustemos mucho, habrá dos personas a las que les causemos rechazo y habrá seis personas a las que les podamos ser indiferente; digamos que nadie tiene el éxito garantizado pero tampoco la derrota firmada. Esto significa que hasta que uno no intenta el cometido no sabe lo que va a pasar.

Todos los seres humanos reaccionamos de la misma manera que reaccionan la mayoría de los animales mamíferos, o sea, en este aspecto lo digo; en el aspecto de que cuando algo nos interesa en demasía y pensamos que es demasiado para nosotros, entonces montamos en timidez, titubeamos, dudamos, no nos sentimos capaces de lograrlo, y al revés, cuando algo no nos interesa nos sentimos seguros al punto tal de, en algunos casos, llegamos a despreciar a la persona. Y eso es un título que nosotros le damos, es un rótulo que nosotros le damos. De repente tú ves una joven muy bonita y al lado ves a una joven poco agraciada, insignificante y de repente con esa mujer bonita no te salen las palabras porque lo primero que piensas es: "Lo menos que va a hacer es fijarse en mi habiendo tantas otras personas más importantes que yo".

Ahora, ¿quién dice que esas otras personas son más importantes que tú? ¡Eso lo dices tú! porque la importancia no la da una cuenta bancaria o tener una buena ropa de marca; la importancia la da el interior de cada uno. No importa en qué trabajemos, cómo aparentemos, importa como seamos nosotros por dentro.

Y de repente conocemos a esa persona bonita por fuera y después que platicamos nos damos cuenta de que es una persona que es vacía por dentro, que solamente habla de modas; en cambio a la otra, a la que primero tildamos de fea, de poco atractiva, por ahí es una persona con un tremendo espíritu y nos apabulla hablando. Entonces, nos equivocamos una y otra vez.

Y a la mayoría de las personas que conozco les da como cierto temor, cierta incertidumbre el platicar con una persona del sexo opuesto que sea atractiva, bella, porque piensan, prejuzgan como que van a ser automáticamente rechazados. Pero no porque la persona sea superior sino porque la persona que va a encararla se considera inferior. Y eso es lo que no debe ser, eso es lo que no debe ser.

La superioridad e inferioridad en una persona no existen. Vuelvo a insistir, no tiene que ver una cuenta bancaria en absoluto; porque conozco muchísimas personas que son jueces, o diputados y son personas que se llevan mal con su esposa, sus hijos no los respetan, son gente que viven martirizando o estafando a otros, entonces, ¿dónde está la superioridad? La superioridad o inferioridad no existen, pero ser buena o mala persona eso ya depende de uno.

Yo creo que la única manera que el otro o la otra no dude de uno es que nosotros no dudemos primero. No sé si está claro. Eso significa que si tú vas a hablar con alguien y te da como cierto pudor el hablar con la persona es porque eres tú el que no te apruebas, no la persona; si la persona no te conoce, la persona no sabe como eres. Vas a dudar, puedes llegar a tartamudear, a titubear porque la falta de seguridad está en ti. La persona ni sabe, la persona no te conoce, no sabe como eres.

Evidentemente eso pasa por un rol del ego. Es una tremenda baja estima de la propia persona que piensa que es un objetivo demasiado alto, "Es un 'target' demasiado alto para mí". Y no es así, no es así.

Creo que todos los seres tenemos las mismas oportunidades y por otro lado vamos a suponer ¿no? supongamos que tú trabajas en un trabajo mal pagado, ¿hasta ahí me sigues?, y de repente tienes un rival amoroso que es una persona triunfadora pero hueca y esa joven que tú visualizabas elige a esa otra persona. Si elige a esa otra persona es porque tiene compatibilidad con esa persona. Tiene compatibilidad con una persona hueca; entonces esa persona también era hueca. O sea que, te has librado de una carga que por dentro tiene un cerebro vacío.

Con esto no quiero decir que las personas buscan a alguien profundo porque la mayoría de los seres humanos siempre nos dejamos guiar por los ojos, entonces primero vamos a ver en la otra persona si tiene una imagen bonita, si tiene un rostro bonito, si habla de manera interesante, porque los seres humanos somos así; como no conocemos el espíritu de la persona, como no lo conocemos, lo primero que nos fijamos es su figura, si es apuesta, si tiene una línea como esas propagandas de "jeans" de la tele y después nos vamos a fijar en su interior.

Y el sexo opuesto hace lo mismo con nosotros; siempre va a ir descartando a la persona que tiene una figura medianamente negativa. Pero tengo amigos, amigos personales, que no son muy agraciados en su forma física, no son altos, no son apolíneos, delgados, ni mucho menos y sin embargo tienen un éxito tremendo con el sexo opuesto. ¿Y sabes por qué?, por algo que se llama carisma, por algo que se llama confianza. Van, de repente, a una reunión donde hay varones y mujeres, cuentan cosas cómicas, se ríen, se divierten, se sienten seguros de sí mismos, y al poco tiempo están rodeados de personas del sexo opuesto que ese joven les cae simpático aún no siendo apuesto ni nada. No significa que en cada reunión conquisten a alguien, pero entiende que todo pasa por el interior, no pasa por el exterior. Porque ese joven que yo digo, que verdaderamente existe, se llama Alejandro, es una persona que tiene infinidad de gente que lo admira, que lo quiere, no solamente relaciones afectivas sino también amistades porque es una persona que tiene carisma.

Entonces todo pasa por el carisma, no pasa ni por la cuenta bancaria, ni si somos hermosos o no, y creo que lo hermoso pasa por dentro. Uno le tiene que caer bien al otro. Pasa por ahí el tema.

Y no hay una persona que vaya a un lugar y le caiga bien a todos. Eso no existe. Siempre les vas a caer bien a unos y a otros les vas a ser indiferente. Pero bueno, así es la vida, nos pasa lo mismo a todos y me incluyo. Yo, como profesor, voy a un lugar donde hacen autoayuda y yo ahí no soy profesor sino uno más que va a curiosear y habrá gente a la que le soy agradable y habrá gente a la que le soy indiferente, y está bien; está bien, a mí no me molesta porque estoy por encima de eso pero no por encima en el sentido egoico, no, sino por encima en el sentido que me parece perfecto. Son las reglas del juego. Es así.

Pero vuelvo a insistir, la timidez es algo interno. La timidez es algo interno, es algo de nosotros, es algo nuestro, es algo que nosotros, de alguna manera, somos prejuiciosos con nosotros mismos; nos prejuzgamos. Es como cuando vas a ver un empleo y de repente hay una línea de gente y tu dices: "Ah, pero qué voy a esperar yo si debe haber muchos jóvenes más capacitados", ¿y tú que sabes? o sea, ¿te descartas antes de tiempo?

Lo mismo. Vas de repente a un baile, vas a escuchar música y ves una joven que está ahí y: "No, para qué me voy a acercar, con todos los jóvenes que hay acá, ¿quién se va a fijar en mí?" ¿Y por qué no? Si uno no lo intenta, no sabe. Hay un refrán muy común que dice: "El 'no' ya lo tenemos, vamos por el 'sí'". Tenemos un cincuenta de 'sí' y un cincuenta de 'no' pero si no nos presentamos tenemos un cien por ciento de 'no'. ¿Eso se entiende? Ese es el secreto.

No significa que con esas palabras, de repente, tu timidez desaparezca y que mañana te levantes y seas de repente un "X-Men"; no es así, no es así. Porque la seguridad se va incorporando, uno mismo se acepta, uno mismo se tiene que aceptar y la aceptación no pasa ni por la "family", no pasa ni por lo que hicimos antes, ni por nuestra manera de ser ni por el origen que tenemos, si somos europeos, si somos latinos, si somos americanos… no importa eso; lo que importa es el espíritu, que el espíritu no tiene color, no tiene sexo, no tiene cuanta bancaria. Entonces depende de lo que somos por dentro, cómo somos, nuestra grandeza interna. Pero la grandeza no está en presumir, la grandeza está en verdaderamente ser humilde. Ahora, si hay una persona del otro lado muy interesante y que te ignora, mostrándote humilde, eso no significa que tú tengas que cambiar; significa que esa persona no vale la pena. La dejas pasar. ¿Se entiende hasta ahí?

Entonces, todo pasa por uno, todo pasa por uno. No existe una fórmula para los afectos, para conquistar los afectos. No existe una fórmula. Simplemente digo que una persona que es "segura" va a tener más posibilidades de conquistar a alguien agradable que una persona que es insegura, porque la persona que es insegura es como que se autoelimina: "No, yo no voy a competir, cómo voy a competir". ¡Pero si ni siquiera has salido a la cancha! ¿Qué sabes si vas a perder o no vas a perder? No nos debemos autoexcluir antes de que suceda. O de repente que yo diga: "Oh, pero qué voy a competir en esa gimnasia si ya tengo sesenta años y están los jóvenes de veinte, que me van a pasar por arriba". No lo sé. Voy a competir, seguramente no ganaré pero espero no ser el último. Eso quiero decir. Eso es la verdadera estima. La estima no se trata de ser primero, la estima se trata por sentirnos importantes, participar, que terminemos la tarea, que lleguemos a la meta, y una vez que lleguemos a esa meta busquemos otra meta.

La religión nos mal enseña. Nos dice que la ambición es negativa. La ambición no es negativa; ¿qué mal hay en querer?, ¿qué mal hay en tener proyectos? No hay nada de malo. Lo tonto es la ambición desmedida, es de repente decir: "Ah, a mí me gustaría estar en un crucero lujoso y pagar veinte mil euros por dos meses de travesía". Está bien. Si tú tienes dos millones, no hay problema que gastes veinte mil; pero si veinte mil es todo lo que tienes en tu cuenta y lo gastas, bueno; eres un inconsciente. Yo directamente no los tengo, entonces no los gastaría aunque los tuviera.

Claro, exacto. Todo tiene que ser equilibrado. Todo tiene que ser equilibrado, aparte tenemos una ventaja -que yo lo digo siempre- nosotros no tenemos un alma gemela, tenemos cien almas gemelas; entonces no será esta, será la otra, será la otra, alguien va a ser; eso es lo más importante. Sí, por supuesto que sí. Por supuesto que sí, y no tenemos edad, o sea, que no te autoexcluyas por tu edad: "Ah, no, pero sé de jóvenes que a los veinte años ya tienen pareja. Mira, yo, la edad que tengo..." No, no hay edad para encontrar los afectos, no hay edad.

En los talleres de autoayuda conozco mujeres de cincuenta, separadas, divorciadas, lo que fuera, que encuentran a su nueva pareja y empiezan una nueva vida y me parece perfecto que así sea. Entonces nunca debemos excluirnos, nunca totalmente, totalmente.

Dios siempre nos da nuevas oportunidades. Todos tenemos derecho y es así, y es así. Yo siempre digo que la vida nos da revancha, pero que no se malentienda; no revancha contra alguien, porque esto estaría mal; sino revancha con nosotros mismos, como que de repente hay oportunidades que hemos perdido y de repente, la vida, Dios, como quieras, nos pone nuevas oportunidades. Es esperar el momento adecuado y tomar esas oportunidades. Ese es el secreto, ese es el secreto. Y eso se logra.

Entonces, el trabajo empieza por ti. Me gustaría que me escribas a mi casilla de correos, que es Olguín_Jorge@Yahoo.com y toda información que puedas recibir, yo te la voy a enviar.