El Vórtice Energético
o vórtice de Kelvin
2ª parte

 

Con la Teoría del Vórtice, al propugnarse la idea de que las partículas no sólo son un punto, sino líneas unidimensionales insertas en rizos energéticos que adquieren diferentes conformaciones, el problema matemáticamente se soslaya, cuando se considera a los bucles o rizos como partículas elementales.

                Si aceptamos con una buena disposición científica los avances teóricos, entonces, no cabe duda que en dicha teoría se presenta implícita la deseada unificación.  Lo que se propugna es que un objeto unidimensional, parecido a un vórtice, puede adquirir diferentes conformaciones y estructuras geométricas. Es un fenómeno semejante al que ocurre cuando se aplica un punteo en las cuerdas de una guitarra. Se dan variados sonidos con la vibración de las cuerdas. Los tonos diferentes que produce la vibración de esa cuerda son la analogía de distintos objetos. En esa misma forma, existe un vórtice fundamental que, en distintas vibraciones, puede ser detectado en condiciones de baja energía y grandes distancias. Una vibración es un quark; otra distinta es un electrón; la partícula de la luz vibra agudo y se observa como un fotón. Las distintas vibraciones se producen en un mismo vórtice. Es la unificación de todo, de las partículas, de la interacción, de partículas que manejan interacción, son todas vibraciones de la misma cuerda.

                Pero, entonces ¿cuál sería la partícula fundamental dentro de la concepción de la Teoría del Vórtice? En el tiempo siempre se han dado cambios fundamentales en esta materia. Consideramos a los átomos como los ladrillos fundamentales de la construcción de la naturaleza; se pensó en los protones como fundamentales, luego los quarks. En esta teoría ellos siguen siendo ladrillos fundamentales en la construcción del edificio, pero son las consecuencias diferentes de la vibración del vórtice, pasando éste a ser también fundamental. Un vórtice, en cierto sentido, corresponde a un número infinito de partículas elementales, debido a que cada una de ellas comportan la facultad de poder vibrar en una multiplicidad de maneras. Es el distinto «tono» de las vibraciones el determinante que sugiere las propiedades de las partículas elementales. Según los físicos  esta teoría viene a ser la simplificación natural o el mejoramiento de nuestra teoría clásica de partículas. En la actualidad, la capacidad de observación de partículas está limitada sólo para aquellas que se dan a bajas energías, ya que para las partículas masivas se requieren aceleradores de una magnitud que hoy no se cuenta y tampoco son visualizables en un futuro relativamente cercano. Ello es lo que hace atractivo el vórtice energético. Con las vibraciones de un solo vórtice, no sólo se dan partículas elementales como quarks, leptones, fotones, gluones, et., sino que habría que agregarle un número infinito. La teoría del vórtice sería la reemplazante natural de la actual estructura teórica focalizada al conocimiento de la materia.